La señora se rehusa a realizar cualquier evento fúnebre en nombre de su nieto hasta que no aparezca su cadáver que confirme su muerte
La muerte de Adrián Madera, de 22 años, es un grito a voces en los callejones Villa Altagracia, su abuela, María Martínez, que lo crió desde que tenía 15 días de nacido, ya está empezando a creer en esa versión, pero necesita un cadáver para despedirlo.
Sumido en las drogas y una crianza difícil, con el derecho a documentos de identidad y a la educación, negado por la negligencia de sus progenitores, el pasado 14 de octubre Madera fue visto entrando a “Los Remangaos”, un lugar calificado como peligroso. Según su abuela, fue en busca de drogas.
Desde aquel día no se supo más de Adrián.
la señora Martínez reveló que su nieto, a quien crió como un hijo, solo hizo algunos grados en la escuela y que por no poseer acta de nacimiento no pudo continuar. El tiempo lo ocupó en chiripas ocasionales de construcción y hasta había mudado a su novia a su casa.
Con 22 años fumaba cigarrillos, la señora Martínez admitió que le daba dinero para ese vicio, más tarde descubrió que consumía drogas, pero para ella no había cruzado la línea de “adicto” a “delincuente”.
Al ser cuestionado sobre la participación de los padres en la vida de Adrián, dijo que el joven le fue entregado con 15 días de nacido, que su hijo tenía otra familia y la madre es una venezolana indocumentada que ha hecho su vida en Bávaro.
Luego de un mes de haber reportado la desaparición de Adrián, recibió el pitazo de que este habría sido asesinado y su cadáver arrojado en unos matorrales del sector Los Remangaos.
Más tarde dijo que recibió otra versión de un hombre que actualmente guarda prisión en Najayo, quien supuestamente le confesó que Adrián había matado a una persona y está huyendo.